Quan ens la van implantar, els mestres no volíem la sisena hora. En el meu cas, em desconciliava la vida laboral i familiar, ja que tenia mitja hora de marge per anar a buscar les meves filles a l'escola, i al fer exactament el mateix horari, o anaven soles, o feien extraescolars. Poc a poc ens la vam anar empassant, i ara ens hem acostumat. Vol dir que per anar al metge saps que tens una tarda lliure i no cal demanar permís a la feina, o per fer gestions en organismes oficials, saps que tens dues hores d'un matí. Els i les mestres som supervivents i ens adaptem a tot, i finalment, li trobem la gràcia i tot! Doncs ara que ja estem acostumades, canvia el govern i canvia l'horari: que a tots els centres, que només la treuran al Cicle Inicial, que a les escoles que vulguin... quin joc d'ous! No era tan i tan bona? No era per conciliar la vida laboral dels pares i mares dels alumnes? No era per millorar el rendiment? Aquestes "motos" són les que ens van vendre... Ara resulta que tanta meravella és cara de mantenir i que cal arrencar-la de la societat. Un munt de mestres recol.locats (ens haurem de "col.locar" abans, hehehehe), interins a l'atur, etc.
N 'estic fins al capdamunt de que en cada canvi de govern es canvïi el nostre Departament: ara passem d'Educació a Ensenyament, de "actituds, procediments i continguts" a "competències", d'objectius finals a referencials... El poc temps que tenim per fer una programació "com cal" és un temps perdut, sabem que en poc temps s'haurà de modificar per motius polítics, no per motius pedagògics. La nostra feina "invisible" (la visible és estar davant els alumnes) sabem que caducarà cada 4 anys i que les nostres reflexions seran en va.
Retallar en Educació i en Sanitat no pot ser bo per cap societat.
Són les Conselleries bàsiques de serveis a les persones.
Són la salut i el futur d'un poble.
Notícia publicada avui a La Vanguardia:
La Generalitat eliminará la sexta hora en Primaria
La medida fue implantada en los centros en el 2006, salvo en algunos casos muy limitados | La hora extra perderá su carácter general en la práctica totalidad de los centros, aunque se podrá mantener en casos contados en función del contexto sociocultural | Los docentes se destinarán al refuerzo de plantillas y la lucha contra el fracaso
La experiencia de la sexta hora en la escuela pública tiene los días contados. El Departament d’Ensenyament la eliminará de la mayoría de centros de primaria públicos el próximo curso. Su desaparición tendrá carácter general pero el Departament se muestra abierto a negociar y a contemplar fórmulas intermedias. Por ejemplo, suprimirla sólo en primer y segundo curso en los centros que así lo pidan; eliminarla completamente en todos los niveles, de primero a sexto; o mantenerla en todos los cursos de forma excepcional si la escuela se encuentra en un entorno sociocultural difícil y se demuestra indispensable para el éxito escolar.
La sexta hora de primaria en toda la escuela pública tendrá una vida corta. Su aplicación comenzó en el curso 2006-2007 para equiparar los horarios con los de la escuela concertada, donde se imparten seis horas de clase al día. Aquí son las familias las que pagan esta hora extra a través de las cuotas. El Pacte Nacional per l’Educació, que firmó el tripartito en el 2006 junto a 14 entidades del ámbito educativo, trajo como medida estrella la sexta hora de primaria, una iniciativa que debía acabar, según dijeron sus impulsores, con las desigualdades entre la red pública y la concertada e impulsar los resultados académicos de los alumnos. Una hora más de clase para la escuela pública y el final de las cuotas para la concertada. Ese fue el trato. La administración debía pagar a la patronal de la concertada esa hora de más a través de contratos programa, algo que finalmente nunca llegó a suceder.
La consellera d’Ensenyament, Irene Rigau, se ha mostrado en más de una ocasión partidaria de revisar la aplicación de la sexta hora. En una entrevista con este diario en enero afirmó que muchos docentes preferirían desdoblar grupos o tener dos profesores por aula para enseñar algunas materias antes que hacer seis horas al día de clase. “Se puede hacer lo mismo en cinco horas con los medios de los que disponemos”, afirmó entonces. En ese momento sólo apuntó su intención de suprimir la medida. Una intención que tomaba forma el miércoles pasado de la mano del president de la Generalitat, Artur Mas. En su discurso para valorar los primeros cien días de Govern habló de “liberar” maestros de la sexta hora para hacer frente a los cerca de 15.000 alumnos que se incorporarán al sistema educativo a partir de septiembre y para dedicarlos también al refuerzo escolar y la lucha contra el fracaso en la escuela. Pero la intención es una realidad, una decisión ya tomada, aseguraron ayer fuentes del Govern: la sexta hora desaparecerá de forma general.
El cuándo está claro –a partir del próximo curso–, pero no el cómo. Ensenyament debe establecer todavía los criterios por los cuales se considera que una escuela puede o no mantener 30 horas de clase a la semana y negociar con el sector educativo. De ahí que desconozcan aún cuántos docentes “saldrán” de la sexta hora. Según el Pacte Nacional per l’Educació y los datos del anterior Govern, la sexta hora y la reducción de docencia del profesorado han incorporado a 4.600 maestros más al sistema. Los alumnos pasaron a tener 175 horas más de clase al año, y por tanto 1.050 horas de más a lo largo de toda la primaria, lo que equivale a un curso entero. Pero, en paralelo, los maestros de infantil y primaria redujeron de 25 a 23 horas semanales las horas de docencia, siguiendo un acuerdo de la mesa sectorial del personal docente del 2005. Ahora es posible que los maestros tengan que volver a hacer más horas de docencia de nuevo. Ensenyament baraja la posibilidad de que los maestros que se obtengan de la eliminación de la sexta hora se queden en el mismo centro precisamente para reforzar la atención los grupos-clase y fomentar el aprendizaje de la lectura y escritura o trasladarlos a otras escuelas para que asuman el incremento de alumnado.
El objetivo principal de la sexta hora estaba claro: mejorar el aprendizaje. Sin embargo, los resultados de las pruebas de competencias básicas señalan que su introducción no ha tenido demasiada incidencia. La evaluación de sexto curso, que se introdujo en Catalunya hace tres cursos, indica que casi un tercio de los estudiantes pasan a la ESO sin saber lo mínimo. El curso 2008-2009, el primero en el que se realizaron las pruebas, un 24,2% de los estudiantes estaban por debajo del nivel mínimo en catalán y un 27,4% en castellano. Un año más tarde, el curso 2009-2010, la situación empeoraba ligeramente. Un 28,4% suspendía en catalán y un 29,8% en castellano. En matemáticas los resultados fueron prácticamente iguales –24% suspendía en el 2009 y el 23% en el 2003–.
La idea que dio a entender Rigau en enero es que incrementar las horas lectivas no tiene una incidencia directa en la mejora de los resultados académicos. Precisamente, el debate sobre cuántas horas deben pasar los alumnos en la escuela está abierto en varios países europeos, entre ellos Francia, y una de las medidas que proponía la Junta central de directores en su documento al Departament era precisamente la de introducir la jornada intensiva tanto en primaria como en secundaria, reducir el currículo y también el horario lectivo. Rendir más en menos tiempo.
Queda abierta la cuestión de si el Govern incumplirá el Pacte Nacional per l’Educació de suprimir la sexta hora con carácter general. CiU no firmó el Pacte y la LEC, en el artículo 54, no fija que la sexta hora sea obligatoria, sino que deja abierta la posibilidad a que cada Govern decida si aplicarla o no.
Pros y contras de la sexta hora
A favor
Más maestros y refuerzo del contenido
La mayoría de los centros aprovecha la sexta hora en primaria para reforzar contenidos ya aprendidos en clase, crear dinámicas de grupo alternativas o más participativas o hacer tutorías. Parte de los maestros defiende que ha contribuido a asentar contenidos. Una encuesta realizada tras el primer año de aplicación de la medida indicaba que el 88,7% de los centros utilizaba la sexta hora para desarrollar hábitos de lectura, mejorar en matemáticas y potenciar la sensibilidad artística. Un 45,5% aplicaba además contenidos para desarrollar métodos de aprendizaje transversales, un 34,6% realizaba tareas de refuerzo de las materias curriculares y un 25% la aplicaba con grupos reducidos o desdoblamientos.
Además del ámbito estrictamente educativo, la sexta hora en la escuela pública también ha tenido repercusiones a nivel laboral. Para ponerla en marcha se ha tenido que incrementar la plantilla docente de forma considerable. En total, se ha contratado a más de 5.000 maestros nuevos para cubrir el aumento de horas lectivas, 175 al año.
En contra
Efectos dudosos
Con la ampliación del horario escolar llegaron muchos más maestros a los centros y se redujeron las horas de docencia. Esto provocó problemas organizativos al principio, pero sobre todo hizo que los alumnos de primaria pasaran a tener hasta cuatro o cinco maestros diferentes a lo largo de la semana. Parte de los docentes afirma que esto ha tenido efectos negativos sobre el aprendizaje de los alumnos. La excesiva variedad de maestros a edades tempranas puede provocar una falta de referentes que acaba repercutiendo en el rendimiento académico, dicen. Un estudio del sindicato Ustec-Stes que comparaba escuelas rurales donde se había implantado la sexta hora con otras donde aún se impartían sólo cinco horas de clase constataba que los resultados académicos del primer grupo habían empeorado. Con todo, aún no se ha hecho ninguna evaluación oficial de si los efectos de la sexta hora han sido positivos o negativos. Muchos maestros afirman que tener una hora más al día “no aporta nada” porque los resultados académicos no han mejorado estos años.
La histórica reivindicación de igualar la escuela pública y la concertada cristalizó con la medida estrella del Pacte Nacional per l’Educació: la sexta hora en primaria. Esa es al menos la idea que se esforzaron por señalar sus impulsores. El énfasis se puso en que, con la ampliación de una hora más de clase en la escuela pública y la supuesta desaparición de las cuotas en la concertada, gran parte de la discriminación que una y otra denunciaban desaparecería.
Tras meses de negociación, la entonces Conselleria d’Educació, que dirigía Marta Cid (ERC), llegó a un acuerdo con 14 entidades del ámbito educativo el 13 de marzo del 2006. A partir de ese septiembre la sexta hora se empezó a desplegar progresivamente en Catalunya. Primero en las capitales de comarca y en los municipios de más de 10.000 habitantes, hasta llegar a los más pequeños. En realidad la sexta hora no se ha acabado de implantar en todas las escuelas hasta este curso –la mayoría, escuelas rurales–. El Pacte también contemplaba que los centros concertados que deseasen ser gratuitos se acogiesen a contratos programa que les permitiesen cubrir esa hora extra de primaria que siempre han impartido. Se supone que el curso que viene muchos centros concertados deberían ser ya gratuitos. Sin embargo, la administración no ha llegado a pagar esta hora a la escuela concertada.
Pese a la defensa política de la medida, el sindicato Ustec- Stes, precisamente el más cercano a ERC, cuestionó en su día que la sexta hora promueva la igualdad entre la red pública y la concertada. Para ellos, más que igualar horarios se debería reducir ratios, dotar de más recursos para hacer una atención individualizada y distribuir equitativamente al alumnado extranjero.
I SEGONS EL DIARI "ARA.CAT"
La Generalitat eliminarà la sisena hora de classe a les escoles públiques
La supressió permetria recol·locar 4.600 mestres. Evitaria haver de contractar més docents per fer front a l'augment d'alumnat. La mesura la va implantar el tripartit el 2006 per equiparar l'horari de l'escola pública amb el de la concertada. Els sindicats s'hi van oposar
La consellera d'Ensenyament, Irene Rigau, eliminarà la sisena hora. Així ho avança aquest matí La Vanguardia. La mesura la va implantar el tripartit el curs 2006-2007 a les escoles públiques per equiparar l'horari escolar amb el dels centres concertats. La iniciativa va comptar amb l'oposició del professorat, que va arribar a convocar fins a sis vagues per protestar contra l'acció de l'aleshores conseller, Ernest Maragall. Rigau ja es va mostrat molt escèptica amb la sisena hora només entrar al Govern i ja va apuntar que la seva supressió podria ser una de les mesures per fer front a la crisi. Els mestres de més que van entrar al sistema arran de la sisena hora es podrien aprofitar per fer front a l'augment d'alumnat previst encara pels propers anys a l'última etapa de primària. L'eliminació, per tant, permetria afrontar millor aquest context de crisi.
Segons explica La Vanguardia, aquesta hora extra no lectiva perdrà el seu caràcter general en la pràctica totalitat de centres. Ensenyament estaria d'acord, però, a arribar a una fórmula intermitja. Per exemple, suprimir-la a primer i segon de primària en els centres que així ho demanin, eliminar-la completament a tots els nivells, de primer a sisè, o mantenir-la en tots els cursos de manera excepcional si l'escola es troba en un entorn sociocultural difícil i es demostra indispensable per a l'èxit escolar.
La sisena hora era una de les mesures estrella del Pacte Nacional per l'Educació, impulsat pel tripartit el 2006. La mesura unificava els horaris escolars de la pública i la privada. A la llarga, la Generalitat preveia pagar a la patronal de la concertada els diners d'aquesta hora de més que ara paguen els pares a través de diverses fórmules, sovint de manera encoberta. Aquest pagament no es va arribar a fer.
La sisena hora ha obligat a ampliar la plantilla de mestres. Fins a 4.600 docents més, per fer front a les 175 hores de classe de més per curs. La supressió suposarà un estalvi important i permetrà a Rigau afrontar amb millors condicions l'escenari de retallades pressupostàries.